Hoy describiremos de manera breve y sencilla los denominados injertos. Primeramente, señalaremos una serie de datos interesantes que nos pueden poner en contexto y que permiten que nos demos cuenta de la importancia de comprender los distintos tipos de materiales utilizados en la regeneración de tejidos. Debido a que la regeneración ósea es la más común, nos centraremos en este proceso.
Cada seis segundos una persona en cualquier parte del mundo sufre una fractura ósea y cada minuto un cirujano coloca un injerto de hueso para restituir cualquier pérdida de tejido óseo. Los trasplantes óseos están ubicados en el segundo lugar, por detrás de las transfusiones sanguíneas, en la lista de materiales más trasplantados anualmente alrededor del mundo.
Cuando un paciente sufre fracturas complicadas con pérdida de hueso, tiene dos alternativas: recibir parte de hueso de otra parte de su cuerpo, o de un cadáver, con los riesgos que esto puede conllevar. Es improbable que grandes defectos se regeneren naturalmente o por simple aplicación de células sin el soporte de alguna matriz. Por lo tanto, se hace necesario crear un ambiente apropiado para estimular la regeneración del tejido. Esto se logra proporcionando una estructura que mantenga el espacio que se va a regenerar y que soporte temporalmente a las células que llevarán a cabo el proceso regenerativo.
Hay tres mecanismos por los cuales un injerto óseo puede ayudar a reparar un defecto:
- Osteogénesis, la formación de nuevo hueso por las células contenidas dentro del injerto. Esto solamente lo puede llevar a cabo una célula osteogénica.
- Osteoinducción, un proceso químico por medio del cual las moléculas (por ejemplo, la proteína morfogenética ósea) contenidas dentro del injerto y el hueso nativo convierten las células del paciente en células capaces de formar hueso.
- Osteoconducción, un efecto físico por medio del cual la estructura que sostiene el injerto forma un andamio sobre la cual las células son capaces de formar nuevo hueso.
Aunque la matriz es un pilar fundamental del proceso regenerativo, en esta explicación queremos enfocarnos en los injertos óseos, más adelante indagaremos en el mundo de las matrices. Específicamente vamos a nombrar los que se han usado y se usan como regla general: los autoinjertos, los aloinjertos y los xenoinjertos. Por ahora sólo hablaremos de éstos.
En primer lugar, los autoinjertos o el hueso autólogo se considera como la mejor estructura para guiar el crecimiento de las células, debido a sus numerosas propiedades como biodegradación, características mecánicas o moléculas que contienen. Los injertos en la mayor parte de los casos funcionan también como matriz, debido a la estabilidad que presentan por sí mismos. El injerto de hueso pasa por una serie de etapas que producen su reabsorción, hasta que se forma hueso nuevo. Este tipo de injertos es el más utilizado, debido a su biocompatibilidad, ya que es del mismo paciente, por lo que no se produce rechazo por parte del cuerpo. A pesar de que presenta numerosas ventajas, cabe señalar que la adquisición del hueso autólogo para el paciente es muy costosa; no sólo económicamente, sino también por los efectos secundarios derivados de su extracción. Algunos de ellos incluyen: dolor, lesión neuro-vascular, hematoma, infección, entre otras.

El segundo tipo son los aloinjertos o hueso alogénico. El hueso utilizado pertenece a otro individuo de la misma especie. La forma en que se realiza y las propiedades son similares a los que hemos descrito anteriormente, la diferencia fundamental y la mayor desventaja de esta técnica se da en aquellos casos en los que se produce es el rechazo al hueso del donante, ya que se obtiene de cadáveres. Para que esto no ocurra, normalmente el hueso alogénico es sometido a una serie de tratamientos químicos que conlleva la pérdida de propiedades y por lo tanto la reducción de su efectividad.
Por último, los xenoinjertos son los huesos procedentes de otras especies. El material más utilizado es el hueso bovino, que es especialmente procesado para hacerlo biocompatible y estéril. Actúa como un relleno que el huésped reemplazará con hueso propio. Sin embargo, también hay algunos problemas asociados: tener una fuente apropiada de material, dificultades en el procesado, incremento en el costo y finalmente la falta de propiedades de inducción comparadas con las del hueso autólogo.

Aunque la información dada puede parecer muy extensa, es importante que sepamos diferenciar entre unos y otros y saber reconocer qué es lo que nos están implantando. Los injertos óseos fueron un descubrimiento importante dentro del campo médico y todavía son utilizados como materiales de referencia. Sin embargo, en los últimos años han aparecido nuevos tratamientos menos invasivos y que producen resultados iguales o mejores. Éstos los iremos conociendo poco a poco en otras publicaciones. ¡No os las perdáis!
Bibliografía
Imágenes
- https://omegadentists.com/blog/benefits-of-dental-bone-grafting/
- http://stjosepheureka.myhospitalwebsite.com/apps/HealthGate/Article.aspx?chunkiid=100907